Nutrición para la piel

La alimentación influye en todos los órganos de nuestro cuerpo, por esta razón siempre animamos a llevar una dieta equilibrada de forma que consumamos todos los nutrientes que necesitamos. El último trabajo de investigación en las áreas de dermatología y nutrición realizado por el Departamento de Dermatología del JSS Medical College, de India, concluye que la calidad de la piel depende, en gran medida, de la composición de la dieta y, por tanto, es importante el rol de los alimentos en la
prevención de posibles trastornos.

La piel es el órgano más grande del cuerpo y nos protege de la pérdida de agua y proteínas proporcionando una barrera contra la radiación ultravioleta y las infecciones. Requiere nutrientes sanos, la cantidad adecuada de agua y proteínas para mantener su función. Es así que la nutrición no sólo afecta el funcionamiento cotidiano de la piel sino que también puede influir en el riesgo de desarrollar varios tipos de lesiones cutáneas, incluso manchas por la edad y acné. La mal nutrición en la piel se puede observar desde la sequedad, en el pelo quebradizo y sin brillo, en el aumento de celulitis y en el acné.

La piel está compuesta de un 65% de agua y como órgano vivo, necesita hidratarse, nutrirse y protegerse. Tenemos diferentes formas de nutrir la piel, una es por medio de las cremas y la otra por medio de los nutrientes y el agua que nos aportan los diferentes grupos de alimentos. Se necesita entonces una alimentación sana, equilibrada, pobre en grasas y azúcares. Se debe beber entre 1,5 y 2 litros de agua por día (la incorporación de infusiones, jugos o bebidas sin azúcar no se consideran adecuadas para la hidratación. Las bebidas con cafeína y alcohol no hidratan si no que deshidratan). También se debe tener en cuenta que hay ciertos alimentos que influyen en forma negativa en la piel: el consumo de alcohol, las frituras y las comidas rápidas y que hay otros factores que intervienen negativamente como el tabaco, factores del medioambiente, el sedentarismo y el descanso insuficiente. 

La alimentación influye por ejemplo, en el acné, la rosácea, los brotes de pigmentación, entre otros y se presenta de diferente manera para cada persona. Por ejemplo, hay personas a quienes los langostinos les provocan brotes de acné, mientras que otros sufren de lo mismo después de haber comido chocolate. En estos casos lo indicado es descubrir qué alimentos nos afectan y en lo posible, evitarlos. En el caso de la rosácea, se producen rojeces en la zona de las mejillas y la nariz que se agravan con frecuencia debido a ciertos alimentos, especialmente aquellos que nos dan calor, como el alcohol, el café y las comidas picantes. Para poder combatir el problema se recomienda llevar una dieta rica en vitamina A, que ayuda en la formación y curación de los tejidos, y también un buen consumo de vitaminas del grupo B, que combaten el estrés: intervienen en la función de la glándula adrenal, regulan la producción de adrenalina y ayudan a sintetizar neurotransmisores como la serotonina.

Las vitaminas
Se ha demostrado que algunas vitaminas aplicadas a la piel son más eficientes en aumentar sus niveles nutritivos. Se considera que la Vitamina A, el beta caroteno, los antioxidantes coloridos, té verde y aceite de pescado en la dieta tienen efectos positivos. Una dieta que proporciona la cantidad adecuada de proteínas, grasas y aceites sanos y antioxidantes de frutas y verduras coloridas puede ayudar a mantener la buena salud de la piel.

Vitamina A (beta caroteno)
Los carotenoides tienen actuación antioxidante como protectores de la dermis. Dentro de dichos carotenoides se encuentra el licopeno, presente en el tomate y sus derivados, responsable de la acción preventiva del daño solar. Es necesario para mantener la piel, la vista y el sistema inmunológico saludables. El beta caroteno nos protege de las enfermedades degenerativas como el cáncer. Las fuentes de esta vitamina son el retinol, presente en los productos lácteos y derivados, en la yema del huevo y en los pescados aceitosos. El beta caroteno está presente en verduras y frutas amarillos y anaranjados como, zanahoria, mango, batatas, pimientos y vegetales de hojas. La ingesta habitual de estos carotenoides es muy útil para proteger la piel del fotoenvejecimiento.

Vitamina C (ácido ascórbico)
Es necesaria para la producción del colágeno, que es la base de encías, dientes, huesos y piel sana. Sus propiedades antioxidantes pueden protegernos de las enfermedades del corazón y de los diferentes tipos de cánceres. La fuente principal son los cítricos, kiwis y los vegetales como tomate, brócoli, berro, y pimientos. La falta de esta vitamina en la dieta puede causar mala cicatrización de las heridas, reducción de la resistencia frente a las infecciones, encías sangrantes y dolores articulares.

Vitamina E (tocoferol)
Esta vitamina es la conocida como antioxidante natural, previene daño de los radicales libres y ayuda a fortalecer las células. Las fuentes en la alimentación son los aceites de origen vegetal (girasol, maíz y aceitunas), germen de trigo, las nueces, las semillas, la espinaca y los maníes.

Recuperar el tiempo perdido
Cuando somos chicos nunca tomamos conciencia de que los daños que le generamos a nuestra piel pueden ser irreparables. Cuando dejamos la adolescencia y comenzamos a transitar las etapas de los “ta” (treinta, cuarenta, cincuenta) nuestra piel comienza a perder volumen por la falta de colágeno y elastina. Esto es un proceso natural que solo lo podemos retrasar pero no evitar.
Muchas veces habrán escuchado la frase “somos los que comemos”, por lo tanto, si nosotros tuvimos o tenemos una buena alimentación eso se refleja en nuestra piel. Nunca es tarde para comenzar a nutrir la piel correctamente; las personas que notan un deterioro en su piel solo con modificar la ingesta de líquidos y aumentar las verduras, podrán mejorar notablemente su aspecto.
Cada persona es única y así lo es también su rutina y modo de vida, no todos tenemos la misma piel, la misma genética y el mismo grado de exposición al medio ambiente, en base a ello debemos cuidarnos.

Por la Lic. Mercedes Banegas (MN3021), nutricionista

de Halitus Dermatología y Estética.