Empaques Cosméticos Amigables con el Medio Ambiente: un Dilema de la Industria

“Cumplir con las expectativas del cliente para los empaques de productos de belleza, al mismo tiempo que fabricarlos cumpliendo las normas para el cuidado del medio ambiente, es una combinación que puede conducir a un conflicto de intereses y es un gran dilema que enfrenta la industria de los cosméticos en la actualidad”

Mientras que en la industria de alimentos y otros bienes de consumo, los empaques sustentables han ido ganando cada vez más terreno, pues los consumidores al parecer le dan mucha importancia a este tema; en el mercado de la belleza, sobre todo en el segmento de lujo, está resultando un poco más difícil satisfacer estas demandas.

Pero esto no quiere decir que no se pueda hacer más en el campo de la cosmética o de que los fabricantes no estén tratando de hacer o no hayan hecho un cambio. Es un hecho que el lujo y la belleza pueden ser amigables con el medio ambiente, pero el tema es complejo y puede verse afectado por una serie de factores.

En general, las personas que compran productos de belleza, están buscando algo “especial”, algo para consentirse y sentirse bien; es un lujo que están dispuestas a pagar aunque cueste algo caro. Por esta razón, es probable que no tengan muy presente o no den tanta importancia a que el empaque sea reciclado o esté fabricado pensando en el cuidado del medio ambiente.

El problema es que los productos de belleza casi siempre son considerados productos de lujo, entonces al querer sumar lujo con sustentabilidad, surge el tema de la calidad de los materiales, que muchas veces no se ve suficientemente elegante para el tipo de producto, lo que representa un tema complejo para este tipo de marcas.

La propuesta de sostenibilidad

En el sector de los empaques con materiales biodegradables y de los envases plásticos, las tendencias actuales en materia de sostenibilidad son: ecodiseño, uso de materiales reciclados y uso de materiales biodegradables.

  1. Ecodiseño.  El ecodiseño pretende integrar los criterios ambientales en la etapa del diseño del envase. Esto resulta importante si se considera que 80% de los impactos ambientales de un producto vienen definidos desde que se concibe la idea del producto o envase. En general, el ecodiseño se asocia a la reducción de peso del envase o a la eliminación del envase excesivo de los productos. Pero el concepto de ecodiseño es mucho más amplio, ya que permite reducir los impactos ambientales en todo su ciclo de vida. En materiales plásticos, las principales acciones desarrolladas desde el punto de vista del ecodiseño son: eliminación de aditivos contaminantes, supresión de materiales pesados, disminución de grosores de piezas, aumento de la reciclabilidad de los productos, empleo de materiales reciclados y biodegradables, uso de cargas y fibras naturales, uso de pinturas, tintas y adhesivos con menor contenido en disolventes.
  2. Uso de materiales reciclados. Entre los materiales reciclados se destacan los plásticos, en los que puede llevarse a cabo un reciclado químico, es decir obtener sustancias químicas a partir de los residuos de materiales plásticos, o reciclado mecánico, un proceso físico en el que el plástico se recupera con operaciones de presión y temperatura, para su posterior transformación. Los plásticos reciclados obtenidos tras la recuperación pueden emplearse en la misma o en otras aplicaciones. En el sector de los productos cosméticos hay numerosos ejemplos de envases actuales fabricados con materiales reciclados, ya sea en todo o en parte.
  3. Uso de materiales biodegradables. Entre los materiales biodegradables se encuentran los polímeros. Un polímero biodegradable es el que puede descomponerse totalmente por la acción de microorganismos para originar distintos productos inocuos para el medio ambiente. Según exista o no oxígeno en el medio donde se llevan a cabo las reacciones de biodegradación se obtienen diversos productos como agua, sales minerales o biomasa, además de dióxido de carbono si hay oxígeno o metano en medios con ausencia de oxígeno. Para que un polímero se considere biodegradable la descomposición debe producirse en un tiempo corto, inferior a seis meses según lo establecido en la norma europea de compostabilidad de envases y embalajes (EN 1342:2000). Las reacciones de biodegradación de estos materiales se producen cuando se encuentran en determinadas condiciones de temperatura, humedad y población de microorganismos en el medio, por lo que durante su vida útil mantienen sus propiedades como otros polímeros y al finalizar la vida útil del producto se producirá la biodegradación del envase si se gestiona de manera adecuada. Existen polímeros capaces de biodegradarse en agua como los polímeros solubles empleados en el envasado de monodosis de detergentes; en el suelo como los filmes acolchados de agricultura empleados para proteger los cultivos durante la germinación; o en otros medios como la composta. La composta es la preferida entre los existentes como destino final del residuo, ya que permite su valorización, lográndose un producto con valor añadido que puede emplearse como fertilizante. En contra de la idea generalizada, los polímeros biodegradables no proceden sólo de recursos renovables sino también de derivados del petróleo. Ya hay polímeros biodegradables en el mercado, si bien su precio suele ser algo superior al de los polímeros convencionales, lo que limita su uso en algunas aplicaciones.

Hacia una conciencia más “verde”

Tanto los empaques como los envases suponen estar asociados a conceptos como lujo o calidad en un producto, pero los materiales amigables con el medio ambiente y de reuso cada vez están más presentes en los productos cosméticos y de higiene debido a su reducido peso y a la seguridad en el uso.

Asimismo, en otros aspectos, el valor se vuelve más importante y los consumidores ven las cosas de manera diferente, eligiendo los productos por otras razones, en parte porque la tendencia de cuidar el medio ambiente se ha vuelto un movimiento tan importante que está haciendo que los fabricantes traten de involucrar a los consumidores a un nivel más humano y justo, como proporcionar más información en cuanto a dónde y cómo se fabricó el material y cómo esto ayuda al medio ambiente, en lugar de solamente agregar el logo de reciclado, como se hacía anteriormente.

Los fabricantes están haciendo bien su trabajo al tomar en cuenta el medio ambiente y al mismo tiempo involucrar a los consumidores para que se sumen al esfuerzo, pero es responsabilidad del consumidor final lograr que la cadena no se rompa. Esto quiere decir que es el consumidor quien debe tirar el empaque en el lugar adecuado para que éste pueda continuar su proceso de reciclado.